El 5 de julio de 2021 un paseante avisó al 112 de la presencia de un rastro de tortuga marina en una apartada cala del levante almeriense, lo que activó el correspondiente protocolo por parte de la Junta de Andalucía.
Ese mismo día, miembros de Equinac confirmaron y balizaron los rastros y posteriormente expertos de CECOUAL, tras excavar la zona, confirmaron que efectivamente había un nido de tortuga marina. Desde ese momento saltaron todas las alarmas y se constituyó un grupo de coordinación para su protección, liderado por técnicos de la Junta de Andalucía y en el que participaron Agentes de Medio Ambiente, SEPRONA, Policía Local de Mojácar, expertos científicos de CECOUAL y de la Estación Biológica de Doñana.
El nido fue perimetrado con una valla para su protección y se instaló una carpa para los voluntarios.
Al ser una playa apartada y poco visitada, se decidió que no era necesario realizar una vigilancia permanente del nido, si bien sí se hizo un seguimiento diario para comprobar que todo seguía bien. Además, para asegurar la viabilidad de nido, este fue perimetrado con malla para evitar una posible depredación por parte de jabalíes, zorros o perros, se realizaron caballones para protegerlo del oleaje en caso de temporal, y se instaló un termómetro en su interior para registrar las temperaturas a lo largo del desarrollo de los huevos.
Gracias a este termómetro, y casi desde el principio, se comprobó que la temperatura de la arena en esta playa alcanzaba en las horas de más calor temperaturas cercanas a la temperatura crítica de supervivencia, por lo que se decidió también instalar un toldo que le diera sombra.
Debido a las altas temperaturas alcanzadas por el nido, se instaló un toldo para que le diera sombra.
Durante las semanas previas a la eclosión, una treintena de voluntarios y voluntarias de SERBAL custodiaron el nido durante las 24 horas del día, en tres turnos, realizando la labor tanto de protección del nido y vigilancia de la emergencia de las tortuguitas, como de divulgación con los usuarios de la playa que se acercaba con curiosidad. La mayoría de estos voluntarios habían participado en los talleres formativos que en 2019 se llevaron a cabo en el marco del proyecto Caretta, año en el que ya se esperaba algún evento de nidificación que finalmente no se produjo.
Voluntarias de SERBAL custodiando el nido e informando a los usuarios de la playa.
Hay que destacar que el calentamiento que está sufriendo el Mediterráneo como consecuencia del cambio climático está provocando que las tortugas bobas, que tradicionalmente anidaban en playas del Mediterráneo Oriental, se estén desplazando hacia playas más occidentales, como las del levante español.
En las tortugas marinas, el sexo de las crías lo determina la temperatura de incubación de los huevos. A 29,5 ºC se produce una proporción equilibrada de machos y hembras, mientras que temperaturas de incubación más altas producen hembras, y temperaturas de incubación más bajas producen machos. Un aumento de temperatura provocado por el cambio climático en las áreas de nidificación lleva por tanto a la feminización de las poblaciones, lo que obliga a las tortugas a trasladarse a nuevas áreas.
Hace unas décadas estos eventos eran muy raros en las playas mediterráneas del levante español, pero en los últimos años no han dejado de aumentar tanto los intentos de nidificación como los anidamientos exitosos. Se estima que en las próximas décadas estos anidamientos sean cada vez más frecuentes.
Intentos de nidificación y nidificaciones exitosas en el Mediterráneo Occidental.
El día 22 salió la primera tortuguita y única de la primera emergencia, la noche del 23 salieron 8 tortuguitas más y la noche del 24 salieron otras 12, en total 20 tortugas. La noche del 24 al 25 no salió ninguna, así que se procedió a exhumar el nido, encontrando las 20 cáscaras y 52 huevos no viables. Todo el material fue recogido para su estudio. Las pequeñas tortugas fueron trasladadas temporalmente al Jardín Botánico de Rodalquilar, hasta tenerlas todas, y después fueron trasladadas al CEGMA (Centro de Gestión Sostenible del Medio Marino Andaluz), en Algeciras, donde se mantendrán durante el primer año de vida.
Algunas de las 20 tortuguitas nacidas en el nido de Mojácar.
Se ha comprobado que las pequeñas tortugas marinas sufren una mortalidad muy alta durante el primer año de vida, reduciéndose después. Criándolas en cautividad durante su primer año y soltándolas después, se aumentan muchísimo sus probabilidades de supervivencia, como han confirmado tortugas marcadas con GPS en experiencias previas.
Aun así, son muchas las amenazas que deben enfrentar las tortugas marinas. Durante los 15-20 años que tardarán en alcanzar la madurez y regresar a las playas para hacer sus propios nidos, se enfrentarán a colisiones con embarcaciones, enredos en redes de pesca abandonadas, ingestión de plástico y otros residuos, enfermedades provocadas por contaminantes, etc… y cuando las que logren sobrevivir, acudan a nuestras playas para depositar sus huevos en verano, encontrarán playas altamente antropizadas y en plena temporada turística.
En estas circunstancias, el éxito de los nidos depende completamente de que sean detectados desde el primer momento, por lo que es esencial que la población sepa reconocer los rastros y avise inmediatamente al 112, como ocurrió en este caso, para activar el protocolo de protección. En la página del Proyecto Caretta que nuestra asociación llevó a cabo en 2019 hay disponible información más detallada al respecto.
Nuestro agradecimiento a los voluntarios y voluntarias que con increíble dedicación y esfuerzo personal custodiaron el nido día y noche para que llegara a buen término, así como a SEPRONA, Policía Local de Mojácar, Agentes de Medioambiente, y personal de la Junta por el apoyo prestado.